¿Os acordáis de aquel post en el que nos preguntábamos si había vida más allá de los cantautores? Lo escribimos por febrero de 2.008 después de asistir al inicio en el Teatro "Villa de Molina" de la gira nacional de presentación del último trabajo como compositor de Pedro Guerra ("Vidas"). Terminaba con un deseo: que no tuviera que pasar de nuevo tanto tiempo para volver a ver a este genio encima de un escenario. Bueno, pues han pasado algo menos de dos años para poder disfrutar de este genio. Anoche volvimos a oírlo y a verlo, pues la previsión hizo que consiguiéramos entradas de segunda fila en el coqueto Auditorio de Ceutí. De nuevo fue como si estuviéramos cantando con él, sin perder detalle de sus gestos y sentimientos al interpretar cada canción.
De aquel comenté que había sido el mejor de los conciertos de Pedro a los que he asistido. Vamos a hacer una precisión: es el mejor de los que ha estado arropado por su banda, con los asiduos Vicente Climent, Marcelo Fuentes y Luis Fernández. El de anoche fue el mejor recital de Pedro que hemos presenciado, pues se bastó con su voz y su guitarra para convertirse en el mejor intérprete posible de varios de los más emblemáticos sones del repertorio latinoamericano y español, atraviéndose con estilos musicales tan distintos como el tango, la ranchera, el bolero o la copla. Canciones emblemáticas de Argentina, Cuba, México y España que hizo suyas, que sonaban como nuevas, como si se les hubiera quitado de encima esos sesenta o noventa años que comentaba en el escenario.
Poco a poco fue desgranando canciones como Alma mía, Te lo juro yo, Chiquilín de Bachín, Cenizas, El día que me quieras, La bien pagá, Esta tarde vi llover, Piensa en mí, Envidias y Sombras; entremezcladas por sus canciones de siempre, las Contamíname, Pasa, Debajo del puente, Gente sola, El aire en que no estás, Raíz, Bebes del río, Daniela, además de la que pronto será un clásico en sus conciertos, 5.000 años, ese maravilloso poema de amor hecho canción y las que siempre se convierten en los momentos álgidos de la noche, Deseo y El marido de la peluquera.
Sin duda, un oasis en el desierto que supone el quehacer diario. Lástima que no podamos disfrutarlo más a menudo. Pero siempre nos queda su música, para acompañarnos en cada uno de esos momentos. Hasta la próxima, maestro.
2 comentarios
Jose -
Si te animas, ya tenemos entradas para Ismael Serrano el 23 de abril, viernes, en el Auditorio.
Y si nos planificamos, lo que molaría sería ver a algún grande. Yo me he empeñado en ver a Paul McCartney.
Valentín -