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Hoy es siempre todavía

Pekín 2.008

Pekín 2.008

Terminaron los Juegos Olímpicos de Pekín y para muchos es hora de hacer balance. Para los mismos que desde meses antes elucubraban con el número de medallas con las que volvería a casa la delegación española: “serán 22, con 6 de oro”, “serán 20”, “superaremos lo de Atenas”. Son esos que no participan, que no entrenan un mogollón de horas diarias, que no sienten la espada de Damocles sobre sus cabezas (sólo si un mal resultado puede suponer que pierdan el sillón). Mis planteamientos son mucho más sencillos: “cuantas más, mejor”, admirando a cada deportista que consigue una y reconociendo su trabajo, y no olvidándose del que no sube al podio pero ha dado todo lo que tenía dentro, con medalla, con diploma o quedando clasificado en último lugar.

Definitivamente, España ha conseguido 18 medallas (5 de oro, 10 de plata y 3 de bronce). Estadísticamente, es su tercera mejor actuación, no superando únicamente a Barcelona 92 (23) y Atenas 04 (19). Pero si en vez de la cantidad valoramos la calidad de las preseas conseguidas, resulta ser la segunda mejor actuación de la historia, sólo superada por la inolvidable Barcelona 92 (¡13 medallas de oro!), ocasión en la que jugábamos en casa.

Entrando sólo a valorar aspectos deportivos, visto por televisión la organización ha parecido perfecta, y las ceremonias de apertura y clausura, originales y plásticas (deben ser muy buenas para aguantar el tirón). Comentario aparte merecen las instalaciones, vanguardistas e implecables, como el "nido de pájaro" y el "cubo de agua", entre otras. Impresionante también el pabellón de baloncesto, aunque los jugadores resbalaran más de lo habitual.

Para alguien al que le gusta el deporte en general, y visto que hay muchas ciudades que se pelean por organizarlas, los Juegos Olímpicos deberían realizarse cada dos años como máximo, porque sólo así tendríamos la oportunidad de ver con relativa frecuencia algunos deportes que parece que hibernan durante cuatro años. ¿Quién ha visto esgrima, halterofilia, badminton, gimnasia, judo, taekwondo o tiro en televisión con alguna frecuencia?

La mayoría de nuestros valores seguros cumplieron con su responsabilidad: Gervasio Deferr, David Cal, Rafael Nadal, Gemma Mengual, Joan Llaneras, los chicos de vela y los equipos de baloncesto masculino y natación sincronizada. Pero otros, lamentablemente (y los primeros en lamentarlo serán ellos) sencillamente no tuvieron su mejor día: Paquillo Fernández o Javier Gómez Noya.

Tras un inicio muy esperanzador (oro de Samuel Sánchez en la prueba de ciclismo en ruta el primer día de competición y bronce de José Luis Abajo en espada al día siguiente) vino una eterna semana en blanco, sin “rascar medalla”. Tras la polémica plata en 49er de Iker Martínez y Xabi Fernández remontamos el vuelo. Al día siguiente, cuatro de golpe (y dos de oro): Joan Llaneras, Rafa Nadal, Gervasio Deferr y el doble femenino de tenis (Ruano y Anabel Medina). Y casi sin pausa fueron cayendo una tras otra en una semana final de infarto: Leire Olaberría, Llaneras-Tauler, Gemma Mengual y Andrea Fuentes, y el oro de Echávarri y Paz.

Faltaba el epílogo acuático (las dos platas de David Cal, el oro de Pérez y Craviotto) y las medallas de los equipos: las platas del baloncesto y del hockey masculino y de sincronizada y el bronce del balonmano.

¿Y quién es el “rey o reina de los Juegos”? Me es difícil elegirlo entre Michael Phelps (ocho medallas de oro y siete records del mundo) y Usain Bolt (tres medallas de oro y tres records del mundo). Los pondría a los dos al mismo nivel, pues ambos tienen razones muy poderosas de su parte. Phelps tiene más metales y más records, pero es algo más habitual. En atletismo no es tan fácil batir un record en unos juegos, y los tres son estratosféricos.

Y, por supuesto, el equipo español de baloncesto.

1 comentario

César -

Esta es la segunda vez que escribo un comentario, antes no me lo ha aceptado. Decía que tus opiniones en cuanto a los juegos coinciden casi exactamente con las mías.
También decía que el meterme en tu blog es, para mí, sorprendente. Enhorabuena.
Bueno, nos vemos el lunes, que no nos pase ná.
Un saludo para todos.