Se acaba (¡por fin!) el año del centenario
Termina este larguísimo y penoso año del centenario para el Real Murcia. ¡Qué malas son las celebraciones para este equipo! Se perdió el último partido en la “vieja Condomina”, se perdió el primer partido en la “nueva” y, lo que es más triste, empezamos el año con aspiraciones de permanecer en primera división y con un “ejemplo de club” y lo terminamos a las puertas de la segunda división B y con el cartel de “cerrado por derribo”.
Si en el plano institucional los últimos acontecimientos merecen comentario aparte, con la “espantada” del “otrora salvador”, en el plano deportivo la marcha del equipo ha sido lamentable. No sólo por el hecho de pasar tres entrenadores por su banquillo, sino porque de un total de cuarenta partidos oficiales disputados tanto en Liga como en Copa el equipo sólo ha sido capaz de ganar seis.
Y eso que comenzó el año con una victoria por 2-0 ante Osasuna, colocándose noveno en la clasificación de primera división. Pero ese triunfo fue un espejismo. Fuimos testigos de excepción del siguiente partido del Murcia ante el Barcelona en el Nou Camp y ahí empezó la debacle.
Desde luego, no me considero “gafe” ni culpable de la situación actual: yo no aguanté a Lucas Alcaraz más tiempo del debido, negando al equipo las pocas posibilidades de recuperación; yo no fiché a Javier Clemente, ni lo mantuve tras el descenso; yo no planifiqué esta temporada, ni di la baja a jugadores que podrían estar rindiendo ni fiché a otros tantos que no han demostrado nada, ni lo demostrarán; yo no he tardado otra vez más de la cuenta en destituir a Clemente, cuando la dinámica conducía inexorablemente a otro descenso; yo no he abandonado el barco en plena travesía, dejándolo a merced de la tempestad.
Sólo soy un aficionado más que ha sufrido con indignación semana a semana cómo el equipo ganaba la friolera de dos partidos y empataba otros dos, o lo que es lo mismo, cómo perdía los 17 restantes jugados en la primera mitad del año. Y que ha comprobado cómo en la actual campaña en Segunda, el equipo ha ganado tres partidos, empatando otros cuatro y perdiendo los otros nueve.
Para que quede más claro, por si no he sabido expresar con claridad la situación vivida por el Murcia en este 2.008 que ahora acaba: en liga, ha ganado 5 partidos, ha empatado 6 y ha perdido 27, con 36 goles marcados y 70 encajados. Como complemento, en copa eliminó al Xerez (por penaltis) para acabar su singladura frente al Racing de Santander (tal vez en uno de los partidos más dignos).
Y la situación actual no es nada halagüeña. A siete puntos de la salvación aunque el equipo haya disputado un partido menos porque varios jugadores se intoxicaron en la cena de despedida a Clemente (no se podía esperar otra cosa). Incluso si se ganara al Celta seguirían siendo cuatro puntos de desventaja. A falta de cuatro partidos para que finalice la primera vuelta (más el que se tendrá que disputar tras su aplazamiento) ya no se puede esperar más para la reacción. Y para poner una nota positiva, alabar el nombramiento como nuevo técnico de José Miguel Campos, hasta este momento técnico del equipo filial. Una cosa tengo clara, seguro que siente muchísimo más los colores que su predecesor. Desde aquí le deseo toda la suerte del mundo, porque no va a ser fácil la empresa. Pero lo conseguido hasta ahora con el filial es digno de elogio, no sólo el ascenso, sino la buena temporada del equipo en esa cateogría que, lamentablemente, tendrá que abandonar, si el primer equipo, paradojas de la vida, desciende.
¿Hay cuatro equipos peores que el Murcia para descender? Hasta ahora sólo dos han hecho méritos para conseguir esa etiqueta. Se trata del Sevilla B y del Alicante, próximo rival del Murcia. Es un buen momento para cortar de raíz esa pésima racha de derrotas del Murcia como visitante, pues es difícil recordar cuando fue su última victoria fuera de casa (en Zorrilla, en un rarísimo partido en el que expulsaron unos cuantos jugadores rivales). Pero va a costar trabajo encontrar los otros dos.
¡Ah! Y a ver si aparece algún grupo inversor que se haga cargo de esta ruina de club. Mejor de la ciudad (o de la región) que de Arabia Saudí.
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