Burgos (III)
Nuestra visita a Burgos nos permitió, además de visitar los yacimientos de Atapuerca, contemplar el Museo de la Evolución Humana, uubicado en el centro de la capital (justo enfrente de nuestro hotel) en un edicio de 15.000 m2 de nueva planta, obra del arquitecto Juan Navarro Baldeweg, que ha ideado una capa de luz y de transparencia para albergar un espacio que invita a adentrarse en él y a dejarse atrapar por el reto de la evolución humana.
La evocación del paisaje de la Sierra de Atapuerca queda patente en el exterior y en el interior del edificio, de manera que su arquitectura se vincula estrechamente al territorio y a la naturaleza, marco referencial de toda la vida y depositaria del conocimiento sobre nuestra evolución.
La narración museística de la evolución humana, basados en datos científicos que aportan muy diversas disciplinas, se presenta con un enfoque dinámico y abierto, muy didáctico, sin duda alguna. El reto principal del museo ha residido en traducir el conocimiento científico sobre la evolución humana en un discurso riguroso pero asequible, en una experiencia única, emocionante e impactante, pero también reflexiva acerca del futuro del hombre y de su entorno.
Todo el Museo está enmarcado dentro de un ambiente que recuerda nuestra presencia en la Tierra, recreando los cambios de clima y de vegetación para transmitirnos la necesidad de mantener el medio físico.
La Planta -1 del Museo está dedicada a la Sierra de Atapuerca y a su especial ecosistema, que conservan un registro arqueológico y paleontológico continuo que abarca el último millón de años. En ella se muestran el medio físico, el sistema cavernario y los sitios existentes a cielo abierto así como el trabajo que realiza el equipo investigador.
Existe un lugar preferente para los restos fósiles más emblemáticos: la cara de Homo antecessor, el cráneo completo y la cadea de Homo heildelbergensis; sus herramientas de piedra, restos de grandes mamíferos, los adornos de Homo sapiens y otras piezas que constituyen el gran legado de la Sierra de Atapuerca. La vedad es que, después de la visita a los yacimientos, uno se espera bastantes más restos de los famosos 29 individuos hallados en la Sima de los Huesos.
Las otras tres plantas se dedican a la evolución en términos biológicos, a la evolución en términos culturales (homonización y humanización) y a los ecosistemas de la evolución.
Cuando abandonamos el museo era hora de comer. Nos decidimos por hacerlo en el restaurante del hotel. La elección fue un éxito. Excelente comida y buen servicio a un precio muy a tener en cuenta. Para repetir. Tras cambiarnos de ropa iniciamos un "caluroso" paseo hasta el Monasterio de Santa María la Real de Huelgas, fundado por Alfonso VIII de Castilla y su esposa Leonor de Plantagenet como panteón real.
Destaca en él su claustro tardorrománico de las "Claustrillas", la grandiosa iglesia monacal, su elegante Sala Capitular, así como la sorprendente capilla almohade de la Asunción y la capilla mudéjar de Santiago.
En su interior se celbraron solemnes ceremonias de coronación y de armamento de caballeros. Pero si hay algo que destaca en este monasterio es su museo de Telas Medievales, considerado uno de los mejores de Europa, que muestra un conjunto de bellos tejidos medievales y que custodia el Pendón de las Navas de Tolosa.
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Reina Elizabeth Contreras Mejia -