Londres (y IX)
Amanecía nuestro último día en Londres. El traslado a Heathrow nos obligaba a estar en el hotel a las 12’30 horas. Queda tiempo para una última escapada. Tras adelantar la visita a Harrods nos decidimos por el Natural History Museum. Pero antes había que recoger, desayunar y dejar el equipaje en consigna.
Las nubes hacían su acto de aparición para despedirnos. Como ya era costumbre, nos dirigimos a la estación de Bayswater para coger el metro en dirección de Kensington. Un laberinto de pasadizos subterráneos nos dejaron a las puertas del museo, que alberga una asombrosa colección de hasta 69 millones de ejemplares.
El museo de historia natural fue construido entre 1873 y 1880 para albergar la creciente colección de esqueletos, plantas y fósiles que constituían una sección del Museo Británico. Legalmente el museo de historia natural permaneció como parte del Museo Británico hasta 1963. En 1986 absorbió el cercano Museo geológico adquiriendo el nombre oficial de The Natural History Museum.
Además del contenido del museo, es digno de mención el propio edificio que lo contiene. Fue diseñado por el arquitecto Alfred Waterhouse, que logró una estructura similar a la de una catedral. Su gran salón central impresiona. En él se pueden contemplar esqueletos de diferentes dinosaurios, en particular, un enorme diplodocus que domina la entrada al edificio además de un mastodonte encontrado en la Laguna de Tagua Tagua, Chile.
Una estatua de Charles Darwin preside este inmenso salón desde el descanso de la escalera que conduce a las plantas superiores del museo.
Sin ser el British Museum o la National Gallery, tampoco puede pretenderse visitar concienzudamente este museo en un rato. Por ello intentamos ver aquello que más podía llamar nuestra atención. Impresionante la colección de minerales, por ejemplo. El sueño de cualquier geólogo...
También es soprendente la exposición dedicada a los dinosaurios, en la que encontramos desde esqueletos completos hasta recreaciones de dinosaurios a tamaño real. Lástima que estuvieran "operando" al Tiranosaurio Rex y no pudiéramos acceder a las pasarelas elevadas.
En las salas de la biodiversidad pudimos ver tanto mamíferos (disecados o recreaciones) como fósiles. Preside la sala principal un modelo de ballena azul a tamaño real (28 metros).
¡Sorpresa! Cuando salíamos del museo estaba lloviendo. Parecía imposible que nos fuéramos de Londres sin ver la lluvia, pues el pronóstico para los días de nuestra estancia en la ciudad decía todo lo contrario. La cercanía del metro evitó que nos caláramos hasta los huesos. Tampoco era plan de estar todo el día con la ropa húmeda. Era el momento de regresar al hotel y esperar el traslado al aeropuerto leyendo la prensa.
Puntual a su cita, nuestro transporte nos hizo un "pequeño" recorrido turístico por el Londres que no habíamos pateado de camino al aeropuerto, atravesando incluso Chelsea. Llegamos a Heathrow después de las 14’00 horas, con el tiempo justo para facturar ... y no poder comer. El embarque se produjo con retraso, al igual que el despegue. Volveríamos a tener problemas con la escala en Barajas... pero no nos imaginábamos que tantos, pues la aproximación a Madrid fue más larga de lo esperado (los famosos controladores, supongo).
Cuando conseguimos salir del avión que nos traía de Londres faltaban cinco minutos para que partiera el que nos debía llevar a Alicante. Tuvimos que pasar el control de pasaportes y recorrernos toda la T4 a la carrera. La verdad, en esos cinco minutos estuve convencido de que perdíamos el vuelo. Pero no fue así. Tanto nosotros como la maleta facturada en Heathrow llegamos a Alicante con una media hora de retraso después de tener que esperar un buen rato para que el avión entrara en la pista de despegue.
Juan Carlos nos esperaba para llevarnos a casa, donde preparamos una buena cena antes de descansar. Nuestro viaje a Londres había finalizado. Y había merecido, y mucho, la pena.
3 comentarios
Mª Vioctoria -
La verdad es que la vida del turista es "muy dura", como dice un amigo mio, pero muy satisfactoria (aunque algunos perdimos el avión de vuelta y tuvimos que hacer noche en Lutton, jajaja...)
Jose -
Siempre es un placer escaparse contigo a donde sea.
Gracias por hacer tan agradable nuestra estancia en Londres y soportar tan pacientemente que no visitáramos más detenidamente algún que otro sitio.
Siempre podremos volver...
May -