Londres (II)
Ya nos avisó el "primo de Cristiano Ronaldo" que nos trasladó al hotel que en Londres la luz del sol aparecía muy pronto. Y tuve la ocasión de comprobarlo. Con todo, el descanso era necesario después de los vuelos del día anterior. Después de arreglarnos bajamos a desayunar, copiosamente, como suelo hacer cuando salimos de viaje, porque intuyo que la jornada será completita e intensa. Un acierto, pues al organizar el viaje pensaron en la agencia que sería mejor tomar algo en uno de los numerosos "Starbucks" que salpican la ciudad.
Salimos del hotel en dirección a Queensway, una bulliciosa calle llena de comercios, restaurantes, pubs y oficinas de cambio. En una de ellas cambiamos por primera vez nuestros euros por las libras y peniques del lugar. En la estación de Bayswater adquirimos nuestras one day travelcard, una fenomenal forma de moverte por Londres, tanto en metro como en autobús, en una ciudad en la que el transporte público funciona como ya quisieran otras. El vendedor nos convenció para que esperáramos quince minutos en tomar el tren, con lo que nos ahorrábamos casi seis libras.
Y aprovechamos ese tiempo para visitar Notting Hill, un barrio donde destacan sobremanera las fachadas de sus casas (de distintos colores y siempre relucientes), sus parques y jardines; y llegar a Portobello Road, una larga calle que acoge una diversidad de tiendecitas la mar de curiosas. Aunque no era día de mercado, el paseo mereció la pena.
Tomamos "The Tube" hasta la parada más próxima al British Museum y seguimos callejeando, aprovechando para hacer alguna llamada telefónica pendiente.
Intentar visitar el Museo Británico en un día es misión imposible. Tampoco se trataba de pasar unos días en Londres y no poder visitar el resto de la ciudad. Por ello, para disfrutar de este museo nos propusimos no intentar verlo todo de una sola vez y ser un poco selectivos.
Comenzamos la visita por la Great Court, una espectacular explanada, con un techo de vidrio sobre el patio central del museo, aprovechando para ojear brevemente la maravillosa Reading Room que antiguamente albergaba la British Library.
Sin más dilación retrocedimos en el tiempo al entrar en las galerías egipcias, empezando por la impresionante piedra Rosetta con sus tres tipos de escritura (griego en la parte inferior, jeroglíficos egipcios en la superior y una forma demótica entre los dos).
Tras disfrutar de una de las mejores colecciones de antigüedades egipcias sin ningún género de dudas, con féretros exquisitamente decorados, momias, joyas, el sarcófago dorado de Henutmehyt, la caja de Ginger, la cabeza de granito de Ramsés II, ... pasamos a visitar las galerías asirias, con las puertas del Palacio de Khorsabad de entrada al palacio de Sargón II como mejor muestra, un maravilloso ejemplo de los enormes relieves de toros alados con cabezas humanas que guardaban el palacio.
Si la galería de esculturas egipcias y las asirias nos habían sorprendido, ¡qué se puede decir de la colección de arte griego! Para empezar, la imponente reconstrucción del monumento de las Nereidas descubierto en Janto te deja, literalmente, con la boca abierta.
Y después accedes a la Sala de las Esculturas del Partenón, donde admiras los polémicos mármoles de Elgin, llamados así en honor a Lord Elgin, el diplomático británico que los trajo a Inglaterra en 1816.
La mayoría de ellos pertenecen a un friso del siglo V aC, que formaba parte del Partenón y que representa la procesión en honor a Atenea, la diosa de la ciudad.
Habíamos contemplado parte de los objetos de la planta baja. Nos dirigimos a la primera planta donde tuvimos la oportunidad de detenernos en las galerías egipcias, con impactantes momias en perfecto estado de conservación, en la Galería Weston de la Gran Bretaña romana, que encierra el tesoro de Mildenhall, y la sala dedicada a la Alta Edad Media, en la que se exponen gran cantidad de objetos anglosajones del siglo VII encontrados en el barco funerario de Sutton Hoo.
Un refrigerio dentro del propio museo, perfectamente acondicionado para su visita, gratuita, además, como todos los londinentes, y ojeadas rápidas a otras partes del mismo.
El comienzo de nuestra estancia en Londres había sido espectacular. Salimos del museo que, sin duda, alberga una de las colecciones más importantes del mundo satisfechos de la visita. El día no había hecho más que empezar.
Del British, de nuevo al metro. Pero ya lo contaremos en otra ocasión ...
2 comentarios
Jose -
Valentín -
Saludos